Plumillas con el tema de Bogotá histórico

Luis E. Galindo Rangel,  artista colombiano, oriundo de Viracachá, Boyacá posteriormente desde su infancia se crio como un bogotano de los de trolis (trolebus) y garullas, un chivato de cuando las calles fueron frías, grises y se percibía el lastre residual del 48 bogotano, tal vez por lo mismo se sensibilizó por aquella arquitectura que quedó en pie.

Actualmente, desde alguna muy escogida esquina revisa la salud de sus cerros orientales, que finalmente han venido reverdeciendo con el pasar de las décadas. Allá cerca a Moserrate las nubes le suelen componer entre filos verdes y borde difusos, vaporosas iluminaciones de blancos y azules casi verdes.  Recuerdos pictóricos que luego han quedado plasmados en lienzos, papel, tablas y cartones, paisajes sacados del gris al titanio e iluminaciones de un soleado día, demasiado fresco o frecuentemente un  recién lloviznado.

Todos los tintos que cabe compartir sobre la carrera séptima se han tertuliado, nunca faltaron trashumantes del estilo de Kat, Oramas, Roca y tal vez algunos otros cachacos de establecimiento que asomaron por ahí cuando el centro fue intelectual o un epicentro cultural.

Como a otros poetas del centro bogotano, hay que descubrirlos entre los que parecen no estar presentes, Peor si se les observa con detenimiento ellos aun caminan por los museos y bibliotecas como quienes saben muy bien, en dónde están sus propios chécheres y sus más preciados libros o dónde se atesoran los mejores tabacos.

Pintor de pulso fuerte, de colores obstinados, de hallazgos irrepetibles, pero siempre promediados en los 19° centígrados, un paisajista siempre independiente y en esta medida nunca alienado.